jueves, 9 de septiembre de 2010

Venezuela no se arrecha

5° Encuentro de Teatro Popular Latinoamerciano de Venezuela o del cómo vamos a cambiar el mundo con el Socialismo Bolivariano





Todo acá es “Simón Bolívar”, plaza, cancha, escuela, centro comercial, calle, entre otros; todo acá está nombrado en honor al libertador sudamericano Simón Bolívar, un criollo burgués que soñó con una Sudamérica unificada. Sonó y luchó por un país integrado por Colombia, Venezuela y Ecuador, soñó y luchó por un proyecto de autonomía soberana en todo Sudamérica y en todos los países se consumó la independencia de España gracias a sus ideas libertadoras.
Siendo así, ahora nos encontramos en la República Bolivariana de Venezuela, cuna del libertador de América. Naguanagua es un municipio de un poco más de 25,000.00 habitantes adherido a Valencia que es la capital del Estado de Corobobo. Un Municipio administrado por la disidencia venezolana (aquí entre paréntesis: la disidencia venezolana está integrada por aquellos sectores empresariales y particulares que no comulgan,  ni comparten los principios e ideales de la Revolución Socialista Bolivariana encabezada por el Comandante en Jefe Hugo Rafael Chávez Frías, dicho sea de paso, de los 14 municipios del Estado, 12 están gobernados por el Partido Socialista Unido de Venezuela PSUV), Naguanagua es un municipio mayoritariamente empresarial. Aquí se encuentran las instalaciones de la Universidad Estatal de Carabobo.
En medio de un proceso de renovación política, el Encuentro de Teatro Popular de Latinoamérica de Venezuela -como lo ha hecho cinco años consecutivos-, vuelve a convocar a más de 20 consejos comunales, a la administración distrital del Ministerio del Poder Popular para la Cultura, a un número importante de colaboradores como empresarios, cooperativos, corporaciones, comerciantes y a más de 5 agrupaciones teatrales para su realización, sin contar los 50 grupos locales, regionales, nacionales e internacionales que participan como invitados.





Al ritmo del himno entepolano, sé dice:



¡Loeeeeeeeeeee! ¡Loaaaaaaaaaaaaaaa!



De nuevo cantan las calles,



Las montañas y las olas:



Andamos surcando el sur,



¡Llegó la hora del ENTEPOLA!







Andamos surcando el sur desde Santiago,



Hasta el Caribe con mis hermanos entregando,



Y con el arte transformando, (bis)



De nuevo cantan las calles,



Las montañas y las olas:



Andamos surcando el sur,







Y Venezuela se alza con el teatro pueblerino,



Pregonando la hermandad porque la unidad es el camino



De nuevo cantan las calles,



Las montañas y las olas:



Andamos surcando el sur.





Andamos surcando el sur



Llegó la hora de ENTEPOLA



Desde Santiago hasta el Caribe



Llegó la hora de ENTEPOLA…








Y así, varios grupos artísticos, originarios de Naguanagua y Valencia, hacen la suerte de mediador/convocantes, entre diversas comunidades y más de 250 teatristas, cirqueros, titiriteros, músicos, bailarines, cantantes, actores, técnicos, todos ellos integrantes de más de 50 grupos de teatro y artes escénicas a nivel local, regional, nacional e internacional.
La Revolución Cubana puso en los años 50 y 60 del Siglo XX a la América Latina en el ojo mundial, revitalizó el sentido de pertenecía de los latinoamericanos, que además de compartir territorio, compartían idioma y raíces.
El Socialismo en la visión del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruiz, dio al pueblo cubano y al resto del mundo la evidencia de que voluntad y conciencia pueden objetivarse para el bien común. Derivada de esta Revolución surgieron causas e íconos excepcionales (Ernesto “Che” Guevara entre muchos), que consiguieron permear todo el pensamiento latinoamericano, alejándonos de la equivocada creencia de que en América Latina no pasa nada y que lejos de ser solamente grandes extensiones de selva, manglares y sierra, América Latina desde Tijuana hasta Santiago, fue, es y será el espacio importante de una raza joven, llena de vitalismo, con un pensamiento complejo, con una gran profundidad cultural y social, coincidente en su contradicción, siempre cambiante y por lo tanto difícil de aprehender. ¿Será el clima?, ¿será la mezcla de razas?, ¿será las múltiples influencias extrajeras? No se sabe que será. Pero hay algo superior a todo, y que nos hace únicos: América Latina y el Caribe todo lo absorbe, todo lo transforma y lo hace suyo. América Latina no se queda quieta





Ahora, el Socialismo del Siglo XXI en la visión del Comandante en Jefe de la Revolución Bolivariana, Presidente del Partido Socialista Unido de Venezuela y Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Frías, da nuevamente un golpe de vida a los pueblos latinoamericanos, ya no para luchar por la autonomía y la soberanía territorial, económica y política, ahora la Revolución Socialista Cultural, gestada legítimamente desde la entrañas del pueblo venezolano, ha llegado al Poder Institucional para decirle al resto del mundo que los países empobrecidos como Venezuela y/o México deben, pueden y quieren gobernarse a sí mismos; aprender por sus propios medios las vías de desarrollo particulares; empoderar a sus mujeres, jóvenes, niños, adultos a sus comunidades en general; administrar sus recursos naturales, sociales, culturales y políticos; modificar, aprovechar y restituir su entorno natural de acuerdo a su cultura; comerciar, adquirir, importar con quien querremos; informar, decidir y pensar lo que necesitamos, no lo que los aparatos del poder hegemónico nos impone.




La Revolución Bolivariana Socialista de Venezuela ha venido a decirle al mundo, y a América Latina en particular, que el territorio latinoamericano es nuestro, desde el corazón, en la conciencia y hasta la comunidad; que somos ricos y que tenemos derecho a proveernos de nuestra riqueza. No somos caja chica de nadie, y la única manera de que avancemos hacia la justicia social, la educación para todos, la vivienda, la sustentabilidad alimentaria, la salud, el ejercicio legítimo de la actividad política, la cultura y el arte, es a través de la organización y cooperación endógena de nuestras comunidades, regiones y capitales, sin la intervención de nada y nadie, más que del criterio común.
Tenemos derecho hacer los constructores de nuestra historia.     
El pueblo es sabio, sabe y debe tomar sus decisiones.


Gunnary Prado
Naguanagua, Carabobo, Venezuela
Septiembre 2010.

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