lunes, 30 de noviembre de 2009

PORTAFOLIO DE PRENSA 2008



LA JORNADA MICHOACÁN


Participó en el Séptimo Congreso de Teatro Universitario Iberoamericano en Colombia
Recibe buena crítica La nave, en la Muestra Nacional de Teatro
CARLOS F. MARQUEZ (Enviado)



Ciudad Juarez, Chihuahua, 8 de noviembre.- La nave, montaje dirigido por Gunnary Prado, fue la primera obra de Michoacán en presentarse en el escenario de la Muestra Nacional de Teatro que se desarrolla en Ciudad Juárez, Chihuahua, y su participación en el máximo encuentro teatral de México se vio favorecida por la buena aceptación de críticos e invitados especiales que se dieron cita ayer en el Centro Cultural Universitario para apreciar la obra ganadora de la Muestra Estatal de Teatro en nuestra entidad.
Después de participar en el Séptimo Congreso de Teatro Universitario Iberoamericano celebrado en Santiago de Cali, Colombia, del 26 de octubre al 4 de noviembre, La nave coronó una serie de 108 presentaciones con su participación en la Muestra Nacional de Teatro. Al respecto comentó Gunnary Prado: “la verdad esto de venir a la Muestra Nacional, cuando uno viene con tanta inexperiencia como nosotros venimos, sí entra el pánico, sobre todo cuando ves al maestro Fernando de Ita o a Perla Schumacher, dices: ‘esto sí es ya la realidad’. Es muy difícil, sin embargo, aquí estamos tratando de sacar la casta”.
La nave no detiene su viaje y para el mes de julio del próximo año tienen una invitación para presentarse en el Festival de Teatro para Niños que se celebra en Buenos Aires en abril; en tanto, es menester referirnos a su presencia en la Muestra Nacional de Teatro donde por iniciativa de los directores artísticos realizaron un desmontaje; es decir, compartieron con los presentes algunos aspectos de los procesos creativos.
El diálogo partió de la puntualización que hizo el dramaturgo José Luis Rodríguez Pineda, quien señaló que La nave fue escrita para la infancia, no tanto con la idea de hacer teatro para niños. Por su parte, Gunnary Prado despejó las aseveraciones que observan al teatro infantil como un trabajo menor, pues la directora del montaje asegura que para esta puesta en escena tuvo que resolver demasiados retos.
Entre los asistentes llamó la atención la resolución del conflicto dramático mediante la muerte del personaje principal, en razón de que se consideró una salida efectista a un universo lúdico que el desarrollo del montaje venía planteando.
José Luis Pineda defendió su recurso dramático al sentenciar que todo el teatro es efectista y compartió una anécdota de la realidad más inspiradora para su obra: mientras escribía La nave, José Luis Pineda trabajaba en el rodaje del documental Los orígenes del cine en Morelia, durante el cual falleció su amigo Gastón Hurtado. “Así es como suceden las cosas en la vida. Es un homenaje a todos los que dejamos ir”.
Gunnary Prado acentuó el enfoque lúdico del montaje al referir que la dinámica del juego fue un medio de comunicación y una herramienta para construir personaje y objetos con el propio cuerpo e imaginación del actor.
En razón de que todo el equipo creativo que hace posible La nave está integrado por egresados de la Licenciatura en Teatro de la Escuela Popular de Bellas Artes (EPBA) de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, surgió el interés por conocer con mayor detalle el proceso formativo, ya que como aseguró uno de los presentes, hay escuelas que aún no pueden afianzar los conocimientos de la academia en una propuesta profesional y La nave destacó como un claro ejemplo de la profesionalización.
Respecto al teatro universitario y partiendo de la reciente experiencia vivida en Colombia, Gunnary Prado refirió: “en el Congreso de Teatro Universitario Iberoamericano fueron muy interesantes los procesos que se plantearon porque había una serie de paneles, talleres, ponencias y presentaciones de grupos de teatro universitario, pero entiéndase que son grupos que pertenecen a una licenciatura en artes escénicas y grupos de otras carreras que tienen un grupo de teatro y trabajan con regularidad”.
“Es muy difícil la definición de la función del teatro universitario y de los temas que tendría que tocar, porque pareciera que en algunos lados sí hay una función formativa, crítica, social y hay toda una responsabilidad hacia el entorno social, pero por otro lado también pareciera que en otros lugares es nada más un espacio de recreación. En el caso particular de La nave tiene la característica de que sí es teatro universitario porque todos somos egresados de la EPBA, pero ha dado ese brinco hacia teatro de profesionistas. Nosotros sí nos planteamos un proyecto de vida alrededor de esto”.
Perla Schumacher, directora artística de la Muestra Nacional de Danza, observó los alcances de La nave como resultado de una serie de factores que se conjugan y que tienen que ver incluso con las políticas culturales de Michoacán, ya que consideró que todo inició desde la convocatoria que el Departamento de Teatro de la Secum emitió para el Concurso de Dramaturgia Infantil. Para sintetizar la aceptación que tuvo La nave en Ciudad Juárez, basta con citar las palabras del pequeño hijo del crítico Fernando de Ita: “yo no tengo nada que decir, a mí me gustó la obra”.

PORTAFOLIO 2009











martes, 10 de noviembre de 2009

La misión

EL CIELO SE HABÍA DADO CUENTA DE NUESTRA CONQUISTA ESTELAR, SABÍA QUE YIYO Y YO (NANDO) PLANEABAMOS USURPAR SUS DOMINIOS....

Opertura


No quitarle al teatro su poder subversivo. Darle ocasiones para el escándalo, el asombro, lo obsceno. Lo que no debe ser escuchado, ni visto, ni oído. Al mismo tiempo, dejarle su poder de seducción: el juego virtuoso de lo que se oculta y de lo que se muestra.
E.H. Doblas.
Se trata, pues, para el teatro, de crear una metafísica de la palabra, del gesto, de la expresión para rescatarlo de su servidumbre a la psicología y a los intereses humanos.
A. Artaud



¿Qué soy vehemente al exponer y sustentar mis ideas? Sí, lo soy. Mi único patrimonio son mis ideas. Algunos otros tendrán diferentes cosas, personas o afectos por patrimonio. Libros, palabras, poesía, por ejemplo. Yo no. De lo único que me hago responsable es de lo que digo en voz propia y en voz alta. El pensamiento te traiciona. El pensamiento, las más de las veces navega sin rumbo y sin piloto. Así que de mis pensamientos no me hago responsable. Sólo a través de un honroso acto de voluntad, decido, que decir y que no, ahí sí, que se me inculpe de toda bajeza, mediocridad u omisión que dicho en voz alta.


Mi único reino son mis ideas. Y he tenido pocas ideas en mi vida. Ahora, justo en este momento me viene al pensamiento y decido decirla, una idea, una que creo importante:



LOS ACTOS OCASIONALES SON UN ALEPH DE LOS DESEOS MÁS REPRIMIDOS



Así que, henos aquí, proyectando viajes por cielos y mares del hemisferio sur del planeta, para un grupo de personas que han comulgado de una misma idea desde hace más de dos años. Y cuando hemos buscado la manera de materializar esas proyecciones, aparecen los “actos ocasionales”. ¿Será que siempre aparecen pero no son tan contundentes?


Pero antes de seguir haciéndome más preguntas, quisiera responder algunas que vengo arrastrando desde hace tiempo. Hace ya casi tres años que nos subimos a esta Nave; yo creo que nadie sabía con certeza a dónde nos aproximaríamos, dónde desembarcaríamos con este proyecto escénico, (¿todo el mundo emprende un proyecto de teatro con tanta incertidumbre, cómo yo lo hice está vez?) pero había muchos esperanzas de que fuera afortunado y fuera benéfico para más de uno, en un sentido más coloquial, que las cosas salieran bien.


Y si, salieron muy bien, la Nave, navego, se estrelló, se recuperó, anduvo, fue, vino y construyó nuevas amistades que la han hecho ser más fuerte y más grande. Ella en sí misma, no ha fundado, ni transgredido nada estético, ni nada teatral, nunca nadie ha dicho lo contrario, señalado algo en ese sentido y yo como directora de su escena, no aspiraría asegurar nada parecido. Mejor dicho, tengo una lectura que las cosas periféricas a la Nave (el número de representaciones que tiene, el número de personas que han participado en ella, las muchas y diferentes manera que se ha dado a conocer entre los espectadores, los foros que le ha tocado visitar) son las que le han dado cierto carácter diferenciado y privilegiado, así como muchas batallas que ha tenido que librar en su honor.


Hoy se encuentra ante una más. Se cuestiona sí es legítimo que un proyecto de teatro infantil como La Nave sea digno de viajar por países del sur de nuestro continente para abrir fronteras culturales. Se cuestiona un proyecto presentado en papel y en documentos, un proyecto que aspiro a ser una radiografía de una historia de más de 150 años-luz (cada función ha sido un año de luz para los creadores e intérpretes de la misma). Se duda abiertamente que la obra contenga valores que se defiendan solos y se asegura que necesito de la buena pero mala intención de un tercero para que intervinieran ante circunstancias, protocolos, instituciones y Estado, dándole así el beneficio que por sí sola jamás hubiera obtenido.


¡Que cosa más terrible! Cuantos días, lágrimas, palabras y energías vertidos en este sencillo ejercicio para el teatro de infantes y ahora, se le imputa de inconsistencia, y ahora se ve disminuido por la ser de personalidad rosa. Pobre de la Nave y sus astronautas que nunca han tenido nada, más que a sí mismos y sus ideas. Pobre del arte contemporáneo que no se tiene a sí mismo, más que las relaciones dinámicas que establece con otras artes y con la realidad.


Pero no seamos auto-complacientes, seamos pro-activos, como dicta la norma de “la buena y cristiana vida”. Defendamos el honor. (¿Cuál pinche honor? Si para hacer teatro, hay que perder hasta el honor) “La Nave viaja y busca en Latinoamérica una nueva frontera” es un proyecto de internacionalización cultural de una puesta en escena que se construyó y produjó durante los años 2006 y 2007 en el Estado de Michoacán, estrenó un lluvioso día, 6 de octubre del 2007, en la ciudad de Morelia y ha hecho más de 150 representaciones en el Estado de Michoacán, San Luis Potosí, Monterrey, Nuevo León, Ciudad de México, Santiago de Calí, Colombia, entre otros.


Al finalizar una temporada de 30 funciones en la Sala Xavier Villaurrutia de la Ciudad de México, el equipo que la integra, se hizo la gran pregunta de, “¿ahora qué sigue?”, muchas fueron las respuestas, replanteamiento, buenas y malas nuevas durante esa mesa de proyección colectiva. Pero una cosa fue la más certera (¿quién tiene certezas a estas alturas del siglo?) La Nave debía seguir viajando y debería hacerlo más lejos y más alto. Así que nos planteamos en América latina la nueva frontera de navegación, ¿por qué ahí?


La Nave ya había ganado cierto cuerpo artístico que le permitió ser un producto cultural digno de exhibirse y comercializarse entre los canales institucionales y no tan institucionales. Pero hubo, y sigue habiendo, algo en esta experiencia de producción teatral que nos incitaba a buscar una manera de ser “abridores”, “embajadores culturales” de lo otro que también estábamos y estamos haciendo, de las otras producciones teatrales que se han gestado al interior de este colectivo de teatro y en los alrededores de nuestro entorno local.


¿Por qué nosotros? Hacemos teatro para la humanidad, desde el ser mexicano, del ser latinoamericano y lo hacemos por necedad, por transgresión, por deseo vital, para y por la concientización social de América y sus americanos. Hacemos teatro para conocer el mundo y al ser humano, hacemos teatro para pensar EN VOZ ALTA la realidad y el arte.


El objetivo del proyecto es el de trazar una ruta clara para la construcción de una red internacional de promoción cultural en América latina y el Caribe, a través de universidades públicas y organizaciones civiles de carácter cultural, que sean en provecho del teatro de michoacano. (Por cierto, me gustaría precisar que está debería de ser un trabajo de la propia del Estado, pero entiendo que no pueden o no quieren hacerlo. No se preocupen, no tienen que agradecer, a nosotros nos encanta la idea de hacer su trabajo, lo hemos hecho hasta el día de hoy). Este trabajo generalmente, se hace desde la comodidad diplomática de los agregados culturales. A nosotros se nos ocurrió que trabajando, es decir, llevando teatro y cultura, pudiéramos ser más contundentes en una invitación al intercambio entre los países de nuestro continente.


Igualmente se cuestiona el oportunismo de trabajar a veces en colectivo, a veces en grupo, con unos y con otros, y parecer que todos somos harina del mismo costal. Desde hace más de 10 años yo he sostenido una relación artística y personal con José Luis Pineda, he sido testigo privilegiado de su construcción como dramaturgo y director de teatro. Nuestra relación ha estado marcada por afinidades artísticas y desencuentros personales. Siempre lo he respetado mucho como artista, escritor y persona. Tanto para él, como para todos los demás, La Nave ha sido coyuntural en su carrera artística, La nave, (texto dramático), ha sido su primera publicación y la puerta para su proyección nacional como dramaturgo. Pero también fue un punto de reflexión, y perdón que hable por él, espero no equivocarme, sobre sus objetivos como director, mismos que se alejaban sustancial y formalmente de cualquier proyecto que podríamos emprender juntos, como me pasó a mí, así que el emprendió un nuevo viaje, llamado “Carmelita la niña del mechón” y yo otro llamado “La Huida” y ¡carajo, porque putas tenemos que justificar nuestras necesidades artísticas”. Así lo hemos decido y cada uno ha buscado las maneras de seguir dando aliento y espacio a sus proyectos artísticos. Nos tocó en esta ocasión estar enfrentados, más no enemistados, y nos tocó a cada uno renunciar a ser parte de lo otro para dejar avanzar la trayectoria natural de “Carmelita” y “La Nave”.


En hora buena por estos proyectos, que nuevamente han sido beneficiados con el favor de la duda y la expectativa, muchos días de suerte y estrella para sus equipos. Gracias a todas y todos por sus buenos y malos deseos que nos hacen presentes y nos hacen ser....


Y que se prepare la útima frontera porque la Nave está apunto de arribar.


Gunnary Prado

Noviembre 2009.