jueves, 19 de agosto de 2010

Bitácora de Gira.

ARRIBANDO A BOGOTÁ….

La gira ha comenzado, por lo menos para nosotras (¡la señora directora y la señora productora!; léase con acento colombiano y cobra sentido), el camino fue largo, como se esperaba. Todo un día de trayecto para cruzar el sur de México, Centroamérica y finalmente llegar más allá del límite terrestre que permite el canal de Panamá.

Cosa curiosa, a Colombia y, decimos, a todo Sudamérica, sólo se puede llegar por aire o por barco. Existe un pedazo de carretera panamerica trunca justo en el canal de Panamá ("La carretera panamericana se encuentra interrumpida en el tapón del Darién un tramo selvático entre Panamá y Colombia. Los autos mientras tanto son normalmente enviados en barco hasta alguno de los puertos colombianos desde Panamá.")  Ahora entiendo porque Sudamérica ve todos los que estamos del otro lado de esta frontera como “norteamericanos”, apodo en el peor de los sentidos.

Henos aquí sumándonos al equipo de argonautas que emprendió el viaje hace más de 10 días comenzando por la selvática provincia de Heredia en Costa Rica, y ahora arrojados a la tierra colombiana.

Atrás hemos dejado la ciudad de México (¡esa señora cuarentona que no me cae del todo bien!), la ciudad de Morelia (muchos dirán que es una señorita de mejillas rosadas, pero yo creo firmemente que debajo de la piel de cordero esconde una carne de lobo que la convierte en una ciudad complicada para vivir)

Al despegue he mirado hacia abajo, ahí estaba México D.F., con sus azoteas grises, el cielo nublado, enmohecido, triste, arropado en un manto de ceniza y humo. Un contaminante y oscuro horizonte cubre la ciudad de los volcanes.

Al despegar he mirado hacia enfrente y veía un porvenir excitante, lejos de creer que esta aventura fracasará por el componente financiero, será un éxito, ¿cómo puedo no serlo?  Es el cierre de un hermoso ciclo que comenzó hace ya tres años por estas fechas, aproximadamente. En más de una ocasión les he contado que comenzó simple y con pisada fuerte… y ahora hay que vernos con estrecho pero largo espacio territorial entre el hogar y la aventura.

Tengo que reunirme con mi equipo de actores y el asistente que ha venido acompañándolos. Es tiempo de hacer la pregunta: “!¿En qué paso del proyecto estamos?!”

Estamos, ¿estamos? ¡Estamos!…. Increíblemente estamos.

Desde la gesta intelectual de este proyecto (¡La Nave viaja y busca en Latinoamérica una nueva frontera!) se ha planteado que los objetivos de la Gira tendrían que estar más allá de la obra. Mucho más allá de los miembros que integran este equipo, pero a su vez que deberíamos sustraer del mismo un referente amplio para colocar en diferente perspectiva nuestra práctica teatral.

Dicho en palabras más vulgares y llanas: abrir la cosa para que quepa el mundo.

Como todos los proyectos con intereses colectivos vs. intereses individuales, con voluntades diseminadas y jaloneadas a un solo cometido, la cosa no es perfecta. Por el contrario, parece que ser un marasmo de confusiones.

Todo proyecto artístico encierra un concepto de cultura. Lo que tú creas qué es y debe ser la cultura, (su desarrollo, su realización y sus funciones), es el componente que activa cualquier acción encaminada a la difusión artística.

Ahora bien, ¿qué creo yo de la cultura? Eso no importa en un proyecto colectivo. Entonces, ¿en qué coincidimos de lo que por cultura entendemos? En la mayoría de las veces sólo se coincide en lo superficial y simple, pero las partes complejas, comprometedoras y éticas de todo concepto abstracto esas son las que nos pesan. Justo ahí, es donde ya lo colectivo no es tal y se convierte en lo comunitario. Precisamente: ¡estamos aquí, quién sabe por qué, quién sabe para qué, pero aquí estamos!

Amargosa reflexión. Voy llegando…

Encamino mi pensamiento pero no alcanzo a ver la meta. Sin más rodeos quiero decir lo siguiente: cuando la crisis económica llegó a la puerta de la casa del proyecto, “el colectivo” parecía estar de acuerdo en que había ciertos miembro prescindibles que podían abstenerse de participar de la gira con el objeto de ahorrar lo más posible y no desperdiciar liquidez y capital en personas que en sentido estricto no se ocupan para que se desarrollen las funciones. ¿En quién creen qué estaba “el colectivo” pensando? Pues precisamente en la señora directora y en la señora productora.

¡HORROR! La vorágine neoliberal ahora tiene dos modelos de operación para la promoción cultural:

La de detectar a los prescindibles y la de los audaces que señalan quiénes son esos.

Todo en pro del ahorro de capital y la eficiencia de la operación financiera (¡¿Dónde he oído esto? ¿Dónde? ¿Dónde? Ah! Sí, si claro, Carlos Slim y sus empresas o Azcárraga y las suyas, cualquier emporio capitalista de países empobrecidos)

No sé me mal interprete, no estoy evidenciando a mis queridos compañeros. Estoy reflexionando en plural sobre, ¿qué es lo que nos han ensañado en educación cívica? Porque esto que pasa acá, no es más que las primeras lecciones de cultura y civismo. (Creo que esa asignatura ya ni existe en la educación básica de nuestro país).

Pongamos un ejemplo muy extremista para que se entienda lo que yo he venido a defender. Es evidente para todos que el agua potable del planeta está escanciando, gracias a la contaminación, a deforestación, etc., y además cada vez somos más terrícolas habitando el planeta y urgidos de hidratarnos ¿no? Bueno, como ya no alcanza para todos, exterminemos al “infelizaje” ¿Sobra, qué no? Ese no lo necesitamos.

¿Verdad que no?

La cultura no son las cosas que produce la mano y la inteligencia humana, no son las instituciones que ejemplifican determinado orden social, ni siquiera son las acciones que modifican la naturaleza para crear una nueva naturaleza humana. La cultura es la proximidad o la lejanía simbólica y física de las relaciones sociales que le permiten al ser humano acentuarse, nombrarse y pertenecerse a esta especie. Necesitamos del otro, de los otros para sabernos. Cuando exterminamos al otro, lo excluimos, lo dejamos atrás estamos fracturando profundamente lo que de humanos tenemos. Estamos fracturando e hiriendo la cultura, pero sobre todo estamos re-funcionalizando al arte, incorporándole objetivos ajenos que afectan de manera negativa su sentido primordial: poetizar el mundo para explicarlo a profundidad.

Así que, desde esta perspectiva, vengo a promover en Colombia con la Nave, ¡Raza humana: construyamos mejores relaciones culturales para aprehendernos a conocernos mejor!

Llevaremos a cabo el itinerario tal y como lo hemos previsto, ni uno de se queda atrás. No perderemos a ninguno y no dejaremos que nadie pierda al todo.



Gunnary Prado Coronado

18 de agosto del 2010

Bogotá, Colombia.

Gira de La Nave.

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