lunes, 11 de octubre de 2010

Algunas confesiones (clandestinas) de los países que hemos visitado….

Colombia.



Bogotá desde la montaña Monserrate.

Miembros de La Nave en Bogotá, Co.


En la gran mayoría de las paredes de la Universidad Nacional de Colombia se lee un desacuerdo rotundo ante la adhesión de Colombia a la “estrategia de control para América Latina”, orquestada por Estados Unidos y países aliados, misma que se hizo patente cuando el Gobierno de Álvaro Uribe permitió que 7 bases militares fueran tomadas y establecidas por las Fuerzas Armadas estadounidenses.



También se lee una irritación por la desaparición de líderes políticos de la disidencia, la apatía de intelectuales, educadores y el pueblo en general. Sobre todo se lee una crítica dolorosa ante el autoritarismo, censura y rígido control policial por parte del Gobierno de Álvaro Uribe, mismo que ha traído a Colombia un aparente orden y tranquilidad, pero que para muchos colombianos, es una olla de presión que estallará cuando Colombia no quiera aparecer más como el desvergonzado aliado de Estados Unidos frente a los proyectos sociales autónomos de Venezuela, Ecuador y Bolivia.
 






Singularmente, hay una clase social media y media alta, que ve con ojos de agrado que Uribe, desde su falsa diplomacia, haya controlado manifestaciones o expresión contrarias a su política, pues esto da un orden social a la vida en Colombia, que muchos colombianos anhelaban desde los años 80 y 90. Uribe vistió de un aparente orden a Colombia, pero la convirtió en enemiga de sí misma, al negar el hecho de que las fronteras en América Latina son meramente administrativas, porque todos los pueblos latinoamericanos, y particularmente, la franja bolivariana (Venezuela, Colombia y Ecuador) son una misma patria, como bien lo vio Simón Bolívar. Son la patria ideológica de América del Sur.


 







Cuando permitimos que un ajeno haga daño a un miembro de la familia tarde que temprano también nosotros seremos mutilados. Los colombianos asumen está realidad con mucha tristeza, aunque también, por el momento están disfrutando de la aparente pacificación que ha permitido proyectar social, cultural y económicamente, como hacía mucho tiempo no se podía en Colombia.





Esta es la contradicción de los pueblos latinoamericanos la defensa de la autodeterminación desde dentro sin cortar la posibilidad de dialogo con lo planetario. Imaginemos una América Latina (desde México hasta la Patagonia) haciendo del Sur una tierra de dialogo, crecimiento, intercambio social, comercial, artístico, cultural, haciendo una sola patria, La Patria Grande, donde todos ayudemos a todos para estar mejor, y cuando se ve como hablan entre sí colombianos y venezolanos veo que le llegará el momento a esta imagen, independientemente de un Uribe, Santos o Chávez.

Algunas confesiones (clandestinas) de los países que hemos visitado….

Costa Rica.

Miembros de La Nave en la Universidad Nacional de Costa Rica.



Es evidente que América del Sur vive uno momento ideológico crucial y de los más relevantes de la historia de su pensamiento. Con mucha lentitud pero con paso firme, América Latina se gana el Siglo y hace patente su autodeterminación social y económica; por el contrario, ante su evidente decible hegemónico político, económico y comercial a los Estados Unidos, no se le ocurre más que desplegar sus fuerzas armadas, cuerpos militares y paramilitares de inteligencia para mantener control sobre aquellas zonas que son potencialmente conflictivas (para ellos, por supuesto), tales como Venezuela, Bolivia, Brasil, Ecuador.

Siendo así, Estados Unidos ha colocado infinidad de cuerpo militares en territorios americanos, pero uno de los más tristes (porque el caso de Colombia es más bien, vergonzante) es el caso del hermano país de Costa Rica; recientemente apareció publicado en Le monde diplomatique en su edición boliviana, la siguiente nota:

Costa Rica no tiene Fuerzas Armadas desde 1949. Fueron abolidas luego de que el país fuese declarado “nueva República” al concluir un período de enfrentamientos internos. Su constitución prohíbe contar con un Ejército, y las tareas de orden interno son encomendadas a la policía civil y el patrullaje de la costa de Guardia Costera.

En 1969, en San José de Costa Rica se firmó la Convención Americana de los Derechos Humanos. En 1983, con el país atrapado en el conflicto de la vecina Nicaragua entre el gobierno sandinista y los “contras” financiados por Estados Unidos, el presidente Luis Alberto Monge declaró la neutralidad permanente y desarmada del país. Costa Rica reconoció y declaró, primero entre todos los países del mundo, el “derecho a la paz”. La paz, como valor fundamental, es la matriz identitaria del país.

Miembros de La Nave y Francisco Aguirre Arancibia, estudiante de la UNCR, y promotor de las funciones de La Nave en Costa Rica.
El derecho a la Paz que enorgullece a los costarricenses, impide al Estado autorizar todo tipo de actividad que tenga relación con la guerra, como comprar, vender, producir o almacenar bienes y servicios para ese fin. Fue en base a este derecho que en 2003 se desestimó el apoyo que el gobierno de entonces pretendía otorgar a la coalición que invadió Irak.

Pero el 1° de julio pasado, la Asamblea Legislativa abandonó esos principios y aprobó un convenio con Estados Unidos mediante el cual buques de guerra, portaaviones, helicópteros, avión y un primer contingente de 7.000 marines tendrán permiso de entrada. Según el convenio, su función será ayudar a la guarda costera para interceptar el contrabando de drogas.

El permiso otorgado a esta parafernalia de guerra fue concedido sobre la base de un convenio anterior para patrullaje marítimo conjunto, pero que no otorgaba permiso alguno de entrada de los militares estadounidenses.

Aquel convenio caducó en octubre del 2009. Su renovación en los términos actuales es en definitiva un réquiem a la magnífica identidad de paz costarricense.

La adhesión de Costa Rica a la estrategia de control militar por encima de la dignidad de los pueblos latinoamericanos, precedida por Estados Unidos, so pretexto de una guerra mundial contra el terrorismo y el contrabando de drogas, es una ejemplo de la debilidad que todavía está patente en los gobiernos de América Latina, más no es signo de que el pueblo esté de acuerdo.

Después de conocer a un pequeño grupo de costarricenses en el Encuentro de Teatro Popular Latinoamericano de Venezuela, pudimos leer que la paz y la solidaridad es parte de la cultura y la manera de relacionarse de los costarricenses con el resto de los países, y así como a Venezuela, Brasil, Bolivia, Argentina, -con todos sus pormenores, errores y retrasos-, a Costa Rica, a Colombia, a Perú, a México inclusive, les llegará el momento en que de las entrañas del pueblo surja la manera queremos organizarnos/gobernarnos.

domingo, 3 de octubre de 2010

Despedida.

Ahora sé que nunca debí despedirme...
Caracas ciudad que retumba desde adentro.
Amiga y enemiga de todos los amores, de todas las revoluciones..

Las luces más lejanas, destellaban a lo largo del litoral,
escondidas entre montañas invencibles
guardiana del mar
generala del caribe.

La cordillera de montañas te arroja al infinito mar
El cielo se abre
El cielo, tímido, ensombrese ante tus luces.

Ahora sé que nunca debí despedirme de ti...
El que entra en tus fauces jamás sale en una pieza
Tambalea, se inclina, precariedad de suelo que mueve
como téctonicas placas las capas de la concienca.

Te amo, Caracas.





Viajar, esombrecerse, crecer, volver a creer...
Creer en revolución perdida en boliviana patria.
Volver en ti. Regocijarse con tu bebida de sáliva amarga/topada.

Caracas, cápital de la palabra insurrecta.
No te detengas, no pares, no permitas que ningún extraviado navío aparque en playa
no legítima, no del pueblo.

No permitas que la batalla muera en el frente,
para atrás nunca
nunca
nunca

Regresaré.

Regresaré, sólo para seguir seduciendo
para descubrir que escondes debajo de la prenda
para encender lo que de oscuro queda,
lo que de oscuro ya no tienes.

Caracas inolvidebla
Caracas cuna de amor, sueño y revolución.

La Nave en la Paz, Bolivia.

La Nave ya está en Bolivia.
La Nave de altura... La Nave está a 3,800 metros sobre el nivel del mar...
La Paz, comarca del pueblo más noble, rico y apegado a la pachamama, los Bolivianos.